Odio esta sensación de día tonto, de que todo se va torciendo gradualmente a pequeños y tontos golpes que te minan hasta desear que alguien te de un abrazo para recordarte que solo ha sido un mal día. Odio estar otra vez con la garganta jodida y tener que estar tomando tripis antibióticos. Odio tener que haberme puesto a suplicar a un taquillero del metro para arreglar el jari que me ha armado una maquina expendedora con el abono transporte por culpa de una despistada que se ha dejado colocado su abono transporte en la maquina. Odio haber conseguido resolver una incidencia que tenía abierta con Vodafone desde hace un mes a base de ponerme a gritar como un energumeno a una teleoperadora argentina que inteligentemente ha optado por saltarse las normas para arreglarme el problema. Odio la sensación de tiempo perdido que provoca un error informático y que hacen que tenga que perden 8 horas en vez de 3 horas en poder pasar todo de un ordenador viejo a uno nuevo. Odio las innovaciones informáticas que venden como lo último de lo último, pero que la ayuda y el soporte brillan por su ausencia. Odio los ordenadores nuevos que llevan preinstalada mierda de fabrica y que encima no te preguntan si deseas todas esas mierdas. Odio haber tenido que haber dicho que no a planes que me han propuesto hoy. Y odio profundamente acabar un día llorando mientras suena el video de más arriba y sin un abrazo. Mañana será otro día.